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Compartiendo a Jesucristo

Gustavo Pérez Báez, desde México, nos ofrece cada día «Compartiendo a Jesucristo», una breve reflexión que nace de su propia meditación del Evangelio y de su amor por Jesucristo y por su familia.
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«Lo que sale de dentro del hombre, eso sí hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».
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«Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos”».
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«"¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?". Se puso en pie, increpó a los vientos y al mar y vino una gran calma».
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«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente».
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«"Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco". Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer».
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«"Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista". El rey se puso muy triste; pero por el juramento y los convidados no quiso desairarla».
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«Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, en testimonio contra ellos».
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«¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo? Pues si uno se avergüenza de mí y de mis palabras, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en su gloria, en la del Padre y en la de los ángeles santos».
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«"Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido misericordia de ti". El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban».
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