10 minutos con Jesús: Para indecisos
- Sección: Meditaciones-homilías
- Categoría: 10 minutos con Jesús
A Dios no le gusta un corazón agarrotado, no temas la libertad y sobretodo ve ligero de equipaje.
A Dios no le gusta un corazón agarrotado, no temas la libertad y sobretodo ve ligero de equipaje.
«El que tiene la esposa es el esposo; en cambio, el amigo del esposo, que asiste y lo oye, se alegra con la voz del esposo; pues esta alegría mía está colmada».
Solo hablar con Dios es hacer oración, aunque no sea con palabras, que sea siempre con el corazón.
«“Quiero, queda limpio”. Y enseguida la lepra se le quitó».
En este podcast de «Palabras de vida desde la misión», el P. Christopher Hartley asegura que la Trinidad habita dentro de la persona que vive en gracia, y que esto se tiene que traducir en llevar una vida misionera. Nos tiene que urgir el mandato de Dios de bautizar a todos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, para que también ellos nazcan a una vida nueva y sean herederos de la vida eterna.
Dios mío, Trinidad que adoro, ayúdame a olvidarme enteramente de mí mismo para establecerme en ti. Pacifica mi alma. Haz de ella tu cielo, tu morada amada y el lugar de tu reposo.
Es importantísimo ponernos delante de la persona de Jesús para conocerle, amarle y seguirle; abrirnos a Él para que sea Él mismo quien nos revele quién es y cómo puedo amarle como Él me ama, es decir, hasta dar mi vida. Además, es necesario conocerle para poder conocerme a mí, saber quién soy verdaderamente. ¡No te pierdas este programa de «Palabras de vida desde la misión», por el P. Christopher Hartley!
«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido».
Cuando te des cuenta que has vuelto a caer, que te estás alejando del Señor, ¡no lo dejes pasar más!, corre a confesarte, que el Señor te espera para perdonarte.
Se podría hacer una síntesis de las enseñanzas de Jesús –que están plasmadas ya en el Padrenuestro–, y que pueden ser recogidas en tres palabras: oración, fruto y santidad, es decir, que la vida cristiana tiene que caracterizarse por una oración que dé frutos de santidad. ¡Escucha al P. Christopher Hartley, en esta homilía de «Palabras de vida desde la misión»!
La vida verdadera no es esta, sino que todos hemos nacido para gozar de la vida eterna, la vida con Dios. Pero es necesario ganársela, esforzarse por llegar al Cielo.
«Ánimo, soy yo, no tengáis miedo».
Vive lo que Dios te pide y no estés preocupado por lo que van a pensar los demás de ti.
«“Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado)”. Él fue, se lavó, y volvió con vista ».
En esta edición de «Palabras de vida desde la misión», el P. Christopher Hartley explica que estamos llenos de cegueras que el Señor quiere curar, pero que es necesario acudir a Él con mucha humildad reconociéndolas, como hizo el ciego Bartimeo.
¿Por qué cuando llega a nuestra vida el sufrimiento y la cruz, queremos abandonar a Jesús? El P. Christopher Hartley, en este programa de «Palabras de vida desde la misión», afirma que, por el pecado original, tendemos a buscar la gloria y el reconocimiento, pero que para poder seguir a Jesús, es imprescindible el abajamiento, el no querer ser ensalzado. Y es más, si queremos estar cerca de Jesús, en algún momento de nuestra vida aparecerá la cruz.
«El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: “¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador”».
El sacerdote es un mediador entre Dios y los hombres, por medio de la oración y el sacrificio, para la santificación propia y de los hombres y para gloria de Dios.
¿Cómo estás viviendo la vida cristiana, la vida del Evangelio? ¿No estás dispuesto a cualquier cosa por alcanzar la vida eterna, destino de todo cristiano? Pues en esta homilía de «Palabras de vida desde la misión», el P. Christopher Hartley te da la clave. Para poder seguir a Jesús y heredar la vida eterna es necesario estar despojado de todo, para que solo Él ocupe el centro de nuestro corazón.
«Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser».
Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, hemos podido seguir hasta ahora. Pero las exigencias van siempre en aumento y con frecuencia surgen gastos imprevistos, como reparaciones, adquisición de nuevas máquinas, etc.
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