La Pontificia Unión Misional fue fundada por el beato Paolo Manna, sacerdote italiano. Misionero en Myanmar, regresó a su patria por falta de salud, pero nunca perdió su inquietud misionera. Fundó una Pía Unión para sacerdotes con el fin de fomentar el espíritu misionero y el impulso evangelizador dentro de la Iglesia. Reconocida como Obra Pontificia en 1956, esta obra es el «alma» de las Obras Misionales Pontificias, y tiene como objetivo promover la formación evangélica para animar y formar a los fieles bautizados en su responsabilidad misionera.

La ordenación sacerdotal supone un antes y un después. D. Julián Lozano López —delegado de Medios de Comunicación Social de la Diócesis de Getafe (España)—, nos habla de su ordenación sacerdotal y de cómo es testigo de que es Cristo el que ahora actúa en él.

Teo cuenta su discusión con un chico que no cree que la Virgen se aparece. Se pregunta por qué María no hace una aparición grande para que todos la vean.

La Hna. Paqui Morales, SHM, en este programa de «Inmersos en la misión», nos cuenta la historia de una mujer que se enamoró de Jesús en la Eucaristía. El Señor le dio la luz y la gracia para tomar la decisión correcta, decidió confesarse, y cambiar de vida. La Hna Paqui aprendió que ella también debía tener una actitud de enamorada con la Eucaristía, docilidad y humildad para darse cuenta de que verdaderamente no somos dignos de que el Señor entre en nuestra casa en cada comunión y sobre todo aprendió que la verdadera evangelización necesita que digamos la verdad pero con caridad.

«Jesus tiene la autoridad para corregirnos».

En este programa de «Un ancla en la tormenta» sobre la «Introducción a la Doctrina Social de la Iglesia», D. Juan Andrés Talens Hernandis, doctor en Teología y profesor en la Facultad de Teología San Vicente Ferrer (Valencia, España), nos sitúa en el contexto del siglo XXI, finalizada la Segunda Guerra Mundial, pero en pleno Guerra Fría, cuando se ha abierto una nueva época de convivencia internacional entre naciones. Esto influirá en los pontificados del papa san Juan XXIII y del papa san Pablo VI, quienes buscan superar las tensiones y generar un ambiente de entendimiento a través del diálogo. Apoyan sus esfuerzos en la convicción de la necesidad de distinguir entre error y el que yerra, y que la justicia se puede fundamentar en el derecho natural, puesto que son personas, no ideas, el objeto de los derechos. Por tanto, todo hombre que busca la verdad es colaborador de la Iglesia, cuyo magisterio no se limita a los cristianos, sino a todo ser humano que tiene una dignidad inherente.