«Todo el mundo lloraba por el camino, hasta el obispo Cauchon lloraba. Todo el mundo lloró. Ella estaba en una posición de mártir completa, se encomendaba a Dios, pedía perdón a todo el mundo, incluidos los ingleses, los jueces, todos los que ella había podido hacer daño».

«Recibió una misión excepcional, gracias excepcionales, apariciones excepcionales. [...] La voluntad de Dios sobre ella fue que obedeciera, y Juana lo hizo».

«La gente de aquella época era gente muy humilde, [...] era un momento muy tenso donde la gente necesitaba una señal del Cielo».

«Juana es una “antisistema” del siglo XVI, precisamente por eso causó tanto impacto».

«La auténtica rehabilitación se consiguió con el proceso de beatificación y canonización. Ella es una santa, y además de santa, es Reina, es virgen y es mártir. En el decreto de canonización está reconocida como virgen, pero aún no como mártir y como Reina».